Los recortes erosionan los cimientos de la red escolar
(El País)
Las
vacas flacas hacen más difícil la erradicación de los barracones
escolares, en los que Valencia es líder, mientras en los viejos colegios
se desploman los techos
Barracones
para la comunidad escolar. Aulas prefabricadas según la Administración.
Contenedores de obra en expresión implacable de las familias del
colegio público de infantil y primaria (CEIP) 103, un campamento de
barracones ubicado junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de
Valencia. Cualquier fórmula expresiva que se utilice, difícilmente
oculta lo esencial: la provisionalidad que se alarga hasta parecer
eterna a quienes la padecen, como las familias de los alumnos y alumnas
que reciben clases.
Según
los datos de la Consejería de Educación, la Comunidad Valenciana cuenta
actualmente con 750 barracones escolares, lo que la convierte en la más
poblada en este aspecto, junto a Cataluña. Otra significativa
característica de los barracones es que son propios de la red escolar
pública. No es fácil encontrar centros privados o concertados con aulas
prefabricadas, y menos con cinco u ocho años de permanencia.
Ante
esta situación, suelen ser las asociaciones de padres y madres de
alumnos las que alzan la voz, en algunos casos hasta el agotamiento. El
colegio 103 es tan provisional que ni siquiera tiene nombre, o lo que es
peor, tiene el nombre de un coñac, a pesar de ser el más nuevo de
Valencia ciudad, y la indignación de las familias les ha llevado a
presentar 327 denuncias por la insalubridad de las instalaciones y otros
tantos recursos de alzada, la semana pasada, ante la Consejería de
Educación por la falta de respuesta de ésta a sus denuncias. Hace cinco
años que se instalaron en los barracones con el compromiso de que en
poco tiempo tendrían un colegio nuevo en el solar vecino de las Naves
Cross. Y ahí siguen.
Al
comentarle el caso a María Dolores Tirado, presidenta de la Federación
de Ampas de Castellón, ironiza: “Pues aquí les ganamos”, dice. El de
Benadresa, que es una pedanía de Castellón, lleva ocho años en
barracones y no ven el momento de pasar a un centro definitivo. “La
anterior presidenta del Ampa del centrome decía 'ay, Loli, me iré del
cole y seguirá en barracones”, recuerda la presidenta de la federación
castellonense. Y, efectivamente, los barracones siguieron allí cuando
dejó el cargo. “No me gustaría que me pasara lo mismo, dejar el cargo de
presidenta de la federación y que el colegio de Benadressa siguiera
igual". Y es que la provisionalidad, por definición, no cubre las
contingencias de lo definitivo. No es la menor “tener que poner planchas
de cerámica en el suelo para acceder a los barracones cuando llueve,
porque es una especie de vaguada”. Les han dicho que comenzarán a hacer
el colegio nuevo en enero, pero no las tienen todas consigo porque
también les aseguraron que este curso lo empezarían en las nuevas
instalaciones y ahí permanecen. Esa es la tónica.
“Yo
no quiero que a mi hijo, cuando llueva, le caigan los gotarrones en el
pelo”, canta una voz aflamencada en uno de los videos que ha colgado en
Youtube el ampa del colegio Ciutat de Cremona de Alaquàs, cansada de
reivindicar desde hace ocho años la construcción de un colegio “en
condiciones”, que se convertirá en el decano de los barracones si
construyen el de Benadressa. Hace un par de años, el Ayuntamiento cedió
suelo para la construcción del colegio nuevo. “Nos dijeron que en el
segundo semestre iba a entrar en licitación, pero no ha sido así”, se
lamenta Tendero.
“A
nosotros se nos ha juntado la crisis y que este Ayuntamiento es
socialista”. Para corroborar su tesis anotó los centros en licitación o
construcción que mencionó la consejera de Educación en las cortes el 6
de noviembre: Sant Francesc de Borja, en Gandia; el IES de Dénia; los
C.P. de Murla, Torrevieja, Benicarló, Benadresa, Elche y Torrent; el
número 100 de Russafa y los ciclos formativos Botànic Cabanilles de la
Vall d'Uixò. Además de no estar el Ciutat de Cremona, comprobó desolado
que todos esos municipios gobernaba el Partido Popular. Y no puede
olvidar los tres desalojos que han tenido en tres años, “dos por lluvia y
uno por viento”.
"A
nuestro colegio lo dieron como ruina técnica y nos dijeron que sería
cuestión de un año", recuerda María Ángeles, presidenta del Ampa del
CEIP Manjón-Cervantes de Alicante. De eso hace ya cuatro años. Cuando
llueve hay goteras, en invierno hace frío, queremos volver a nuestro
cole, son los mantras que recitan las familias. Para María Ángeles
Fernández, además, los barracones están a media hora, mientras que el
colegio en ruinas lo tiene a cinco minutos. “El concejal de educación
nos dijo que comenzaríamos este curso, si no en septiembre en
diciembre”, reitera, en una cantinela que se repite. La siguiente fue
una reunión con el director territorial y ya no les podía dar fecha,
sólo intentar incluirlo en los presupuestos in extremis. Mientras tanto,
el viejo colegio está cada día más ruinoso y “han tenido que tabicar
las puertas para que no entre gente”. Cuanto más tarden, “más caro
saldrá”.
“La
realidad demuestra que hay un gran déficit de infaesctruras en la
escuela pública, se han olvidado del mapa escolar”, asegura el ilicitano
Tomás Sempere, presidente de turno de la Federación de Ampa Gonzalo
Anaya. “Y cuando construyen uno nuevo piensan que se mantiene solo. Cita
como ejemplo el Vicenta Ruso, de Santa Pola, un colegio de nueva
construcción, hecho “sin tener en cuenta la cantidad de gente que se va a
vivir a la zona”. “Y por eso se ha quedado obsoleto en poco tiempo”,
dice. ¿Solución? Se han añadido barracones para satisfacer la demanda
existente.
Desde
la Consejería de Educación destacan que este curso ha dado comienzo
“con un 10% menos de aulas prefabricadas” y que con la construcción de
los seis colegios nuevos “se eliminará el 20 % de las aulas
prefabricadas existentes”, 150 aulas, o lo que es lo mismo, 587 módulos
prefabricados, según los datos de la Consejería de Educación, Formación y
Empleo. Una vez construidos esos colegios quedarían en el territorio
escolar valenciano 500 aulas con alrededor de 2.300 módulos
prefabricados.
Sólo
con la construcción de los dos centros de Gandia y Dénia se eliminarán
242 módulos, avanzando, según la consejería, en el el “plan de
eliminación de aulas prefabricadas compromiso del presidente Fabra”. El
Gobierno catalán anunció el fin de los barracones para 2015. En Valencia
la fecha no está fijada.
Mientras
se habla de colegios nuevos, las infraestructuras existentes muestran
sus goteras, y no sólo metafóricamente, como si los recortes fueran
socavando los cimientos de la red escolar pública. Hay colegios públicos
vetustos cuyos techos se desploman, como sucedió la madrugada del
viernes en el Luis Vives de Valencia, que en 2013 cumplirá cien años.
Con ser grave el desprendimiento del techo en un aula, más preocupante
resulta saber que las familias habían remitido múltiples informes sobre
las deficiencias del centro y reclamado reformas estructurales antes de
que pasara esto, que el presidente del ampa, Félix Crespo, califica como
“tercer aviso”.
FAPA-Valencia
había presentado además al Ayuntamiento de Valencia un informe de
deficiencias de mantenimiento en la ciudad en el que se detectan serios
problemas en el coelgio Tedoro Llorente, el Villar Palasí, El Saler, el
Barcia Goyanes y, cómo no, el Luis Vives.
El colegio de Montserrat y el 103 en la ruta del despilfarro
La Federación Gonzalo Anaya se suma al 'Autobús per l'ensenyament Públic' de Xarxa Urbana
Los
padres y madres de los alumnos de los barracones del Colegio 103 de
Valencia, han participado este sábado, una vez más, en la la llamada
Ruta del Despilfarro, en esta ocasión dedicada específicamente a la
enseñanza pública. El colectivo perodístico Xarxa Urbana, organizador
del recorrido, ha convocado a diversos colectivos educativos en un acto
"Por la libertad de elección de la Enseñanza Pública en Valencia” y
ante, señala el ampa del 103, "la
amenaza privatizadora al CEIP 103 que diversos medios valencianos ya
han venido confirmando en los últimos días, a pesar de los silencios y
eufemismos empleados por la Consellería de Educación al respecto".
El
acto central del recorrido del llamado “Bus per l’Ensenyament Públic”
ha tenido lugar a media mañana ante el solar destinado a la
construcción del futuro Colegio 103, situado junto a las Naves Cross,
próximo a la avenida de Francia y junto a la Iglesia de los Mártires.
Al
acto reivinciativo se han sumado madres y padres del Colegio Público de
Montserrat, impulsores del ya popular calendario erótico para conseguir
el transporte escolar que la Administración ha retirado, y también
afectados por la epidemia de barracones escolares que padece la
Comunidad Valenciana. Representantes
de la ejecutiva de la Federación de Padres y Madres Gonzalo Anaya han
respaldado el encuentro con una pancarta contra los recortes en
educación.
Los padres y alumnos del CEIP 103 se han presentado ataviados con sus
“barracones escolares” a modo de gorros, mientras que las familias del
Evaristo Calatayud llevaban un chaleco donde se leía ¡Escola nova ja!También han participado en este acto sindicatos de enseñanza y estudiantiles.
Entre
los políticos que han asistido al acto se encontraba el concejal
socialista de educación en el Ayuntamiento de Valencia, Félix Estrela,
que defendió ayer en el pleno municipal la construcción del nuevo
colegio público 103.
El óxido como amenaza
El colegio número 103, de Valencia, se ha convertido en un símbolo de la precariedad de instalaciones
Es
todo un símbolo porque es el único centro escolar de la tercera capital
de España que está completamente instalado en contenedores tuneados de
obra, como denominan los padres y madres del colegio número 103 a lo que
la Generalitat llama aulas prefabricadas. También porque está en el
entorno de la Valencia escaparate del mundo que representa la Ciudad de
las Artes y las Ciencias, donde se han invertido centenares de millones,
pero no ha alcanzado la calderilla para construir un colegio canónico. Y
también, quizá, porque su caso ha sido recogido por televisiones
extranjeras.
Cuatro
años hace que pidieron por registro de entrada “una valla en
condiciones” para los niños de 3 a 8 años que llevan toda su vida
escolarizados en barracones, como explicaba la vicepresidenta del Ampa
del centro, María Jesus Algás el viernes en el pleno municipal. “La
falta de alarma y seguridad, también por la altura de la valla”, que “ha
propiciado robos”, se añade a la mala instalación de las tuberías, que
provoca atascos en los lavabos “creando problemas de higiene”, además de
olores, óxido y humedad.
El
presidente del Ampa, Ulisses Calabuig, decía que más bien parecía una
valla “de separar ganado”, y marcar un espacio donde no están separados
los alumnos de infantil y primaria; carente de biblioteca, gimnasio y
aula de informática, y donde el aula de música se moja si llueve, cosa
usual en el otoño valenciano.
“Se
solicita a la honorable consellera de Educación” que “cumpla con la
obligación de mantener y conservar el centro en las debidas condiciones
de salubridad e higiene en tanto titular del mismo; y previa la
tramitación correspondiente proceda a la construcción, con carácter de
urgencia, del centro definitivo en aras a abandonar la situación de
provisionalidad actual del CEIP número 103”. Así concluía el recurso de
alzada presentado por los padres de este colegio sin nombre, provisional
en sus instalaciones y el suelo que pisa.
María
Jesús Algás recordaba que la licencia de obras del centro ya había
caducado al no haberse “construido el colegio en el terreno que cedieron
en 2010”. Se dirigía al teniente de alcalde Miquel Dominguez, porque la
alcaldesa de Valencia, Rita Barberá se fue del pleno cuando esta madre
empezó a hablar.
La
Consejería de Educación “prevé construir un nuevo centro en la medida
que exista disponibilidad presupuestaria”. Califica las aulas como “las
mejores que existen en el mercado y en la Comunidad Valenciana, porque
están hechas con metal forrado en chapa y se pintan cada año para evitar
que se oxiden. Algás asgura que no es cierto y muestra una foto tras
otras de zonas oxidadas como prueba. En cuanto a “mantenimiento,
conservación y vigilancia”, remite al Ayuntamiento. El concejal
socialista Félix Estrela presentó una moción sobre la situación del
centro y el concejal delegado de Educación, Emilio del Toro, habló de
unas aulas “cuya habitabilidad es correcta”.
El
colegio 103 es la estrella de la llamada “ruta del despilfarro” que
organiza el colectivo Xarxa Urbana en Valencia y que este sábado centró
su recorrido en la enseñanza pública. En esta ocasión estuvieron
acompañados por familias del colegio Evaristo Calatayud de Montserrat
que, además de reivindicar con un calendario erótico el transprote
escolar, llevan más de cinco años dando clases también en barracones.
Junto
al solar escolar ubicado al lado de las Naves Cross, la comunidad del
colegio 103 reiteró el temor a que en lugar de construirles el prometido
centro público, el colegio acabe convirtiéndose en uno de los
anunciados centros de iniciativa social (CIS). El hecho de que la
consejería no desvele dónde se construirán esos centros privados sobre
suelo público alimenta sus temores. Se trata de una fórmula más de
privatización, mediante la cual las empresas privadas concursan para
obtener una concesión de explotación del servicio educativo por un
tiempo determinado. El suelo es público, la gestión privada y el
profesorado concertado.
Aunque
en un principio se habló de una cantidad muy superior, fuentes de la
consejería afirman ahora que va a promover siete u ocho CIS, y que
“Valencia y Alicante, así como otras ciudades por determinar”,
albergarán estos centros. “Se construirán en aquellos lugares donde
exista demanda”, para dar respuesta a más de 7.000 familias que
solicitan anualmente centro concertado”.(Diario El País)
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